Voluntaria en La Pampa
“Voluntariar” es la decisión de estar disponible para vivir intensamente el encuentro humano y el encuentro con un Dios de la Vida que se expresa en lo de todos los días, bien sencillo y esencial.
por Rocío
Mi hogar fue Victorica durante 11 meses, fui para establecerme durante ese tiempo allí pero la realidad me regaló un territorio mucho más amplio y fecundo. La misión del Oeste pampeano abarca 7 pueblos distribuidos en 300 km, capillas, comunidades, visitas, historias de niñxs, jóvenes y adultxs distanciados por kilómetros de rutas de asfalto y tierra. Allí aprendí, también, a ignorar los números, los eventos masivos y a darle sentido a lo pequeño a lo que muchas veces pasa desapercibido. Compartir misa con 4 o 6 personas, hacer radio para llegar a todas las casas, jugar en la plaza con los niños de los pueblos, visitar a ancianos que ceban mates bien dulces o armar un asado en quinchos con piso de tierra o cenar en mesas larguísimas. La misión muestra a Dios en rostros concretos, un Jesús que de verdad vive lo humano. Y una imagen así, te abraza y se te queda en el corazón.
Elegí el voluntariado para poder reconectar con mis sueños personales, fue un salto, una respuesta a mis búsquedas, un anhelo de reconciliarme conmigo, un respiro en un momento vital y esencial para mí. Tenía miedos y dudas, de hecho lo pensé mucho por montón de días, pero me “ardía el pecho” y ante ese misterio siempre decido dar respuesta. Encontré abrazos y miradas de ternura que no había experimentado antes. Litros de tereré compartidos en la plaza y muchísimas casas de puertas abiertas las 24hs. Simpáticamente expreso que es una experiencia terapéutica, realmente conmueve, hace muy feliz y enseña a ver con nuevos ojos. Aún en los días y momentos difíciles, o los días de no animarme a algo o de terminar algunas actividades con sabor amargo, aún ahí han sido momentos de crecimiento profundo, de comprender las sombras y los límites y de no reducirme a eso. Para poder pronunciar con serenidad y confianza: “esta es Rocío”.
Allí aprendí, también, a ignorar los números, los eventos masivos y a darle sentido a lo pequeño a lo que muchas veces pasa desapercibido.
Abrazo y festejo esa decisión. Y sobre todo, sé que no festejo sola porque lo celebran con amor quienes caminan la vida conmigo y también lxs que nos hemos encontrado gracias a esa experiencia.Llegué con esos sueños, preguntas e intentos, siendo una desconocida para ese lugar y poco a poco la certeza de que la vida comunitaria nos hace florecer le dio empuje y confianza al lema de mi envío: “piensa y vive con un corazón abierto a todxs” porque descubrimos quienes vamos siendo, junto a otrxs.
Hay mil encuentros que son intransferibles que llenan de sentido todo lo vivido. Por eso esto también es una invitación, un “¡animate!” a descubrir quien sos, quien querés ser y quien vas siendo… Pero no en solitario, lo hacés siempre con otrxs, en un caminar conjunto, en un encuentro que habilita grandes posibilidades de transformación. En donde se ponen en juego todas tus sensibilidades y conectás con todo y con todxs con el corazón en la mano. “Voluntariar” es la decisión de estar disponible para vivir intensamente el encuentro humano y el encuentro con un Dios de la Vida que se expresa en lo de todos los días, bien sencillo y esencial.