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CATEQUESIS N°1: Dimensión espiritual

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Introducción

El primer paso para iniciar el camino de catequesis de los adultos es encontrar la respuesta a la pregunta acerca del porqué debemos participar de la catequesis.

Para esto es necesario qué las personas busquen esta respuesta en su interior, por eso está primera catequesis es una invitación a transportarnos a nuestro interior, a nuestra historia de vida, ver cómo estamos compuestos de manera general y allí descubrir de dónde surge esa urgencia de relacionarnos con el trascendente, es decir con Dios, de ahí reconocer la necesidad de trabajar en nuestra dimensión espiritual a través estos encuentros de catequesis.

A. “Mi experiencia de fe”

Competencia Perceptiva

Experiencias personales sobre la dimensión espiritual sobre su Experiencia religiosa.

Propuestas:

  • Una primera forma sencilla de iniciar esta catequesis de la dimensión espiritual en la competencia perceptiva sería hacer un compartir de experiencias personales en relación a la dimensión espiritual, cada uno de los participantes narrará desde su infancia hasta el día de hoy de qué manera han vivido su experiencia religiosa o bien su experiencia de fe, o bien como ha sido el desarrollo de su dimensión espiritual, o de manera más sencilla su relación con Dios. (todas significan lo mismo)
  • La narración se realizará como lo dispongan los catequistas por ejemplo: Escrito, dibujo, narración oral, etc.
  • Una segunda forma de realizar esta propuesta catequística puede ser organizar grupos pequeños entre los papás y pedir que organicen una corta dramatización sobre las diversas formas de experiencia espiritual de los integrantes del grupo.

B. “Yo, ser humano, ser integral”

Competencia Analítica-Crítica

Ser humano sus dimensiones, la búsqueda de lo trascendente, ES DECIR LA BUSQUEDA DE DIOS.

La competencia Analítica-crítica debe llevarnos a reflexionar desde las ciencias humanísticas los temas que estamos trabajando, con el fin de sustentar la reflexión que se hace y argumentar desde estas ciencias lo que se comparte con los padres de familia.

En este caso compartimos una corta reflexión, basada en la mirada de algunos autores, en relación al ser humano, su composición general (las dimensiones) enfatizando en la dimensión espiritual.

Nota: Hay que saber que existen diversas posturas con relación a la comprensión del ser humano. Esta es una de tantas.

Propuestas:

  • Una primera propuesta es plantear a los participantes que se dividan en grupos y cada grupo realizará la lectura del texto: “Hacia una visión integral del ser humano” y posteriormente se realizará un conversatorio sobre la forma en que nos identificamos como seres humanos y de qué manera desarrollamos cada una de las dimensiones que nos componen.
  • Una segunda propuesta para esta catequesis puede ser dividir en pequeños grupos y distribuir a cada uno una de las dimensiones del ser humano para que la profundicen y la compartan con los demás grupos. Dejando la dimensión espiritual para que la comente y explique el catequista.

“HACIA UNA VISIÓN INTEGRAL DEL SER HUMANO”

En el intento de comprenderse a sí mismo el ser humano se ha construido algunas visiones teóricas, o visiones antropológicas. Una de las formas bastante coherentes es la de comprender al ser humano como un ser-bio-psico-social, integrado en sus plurales dimensiones.

A partir de sus dimensiones el ser humano no sólo se manifiesta como único y plural, sino que, sobre todo, se sabe quién es o se mide respecto de los otros (seres humanos), lo otro (el cosmos, la naturaleza) y el Otro (Dios), es decir, se co-determina.

Todas las dimensiones nacen con el sujeto y se desarrollan cualificándose en su trayectoria de vida.

Dimensiones constitutivas del ser humano

El ser humano cuanto pluridimensional es puro acto que se realiza sólo en las interrelaciones con las realidades social y Trascendente. A continuación, esas dimensiones, a partir de las cuales el ser humano se deviene humano desde la historicidad concreta:

  • Corporeidad-sexuada (d. corporal)
  • Mundaneidad-historizada (d. histórica)
  • Racio-intelectividad (d. Intelectual)
  • Psico-afectividad (d. Psicoafectiva)
  • Intersubjetividad/socialidad (d. social)
  • Libertad
  • Ético-politicidad (d. ético-política)
  • Trascendencialidad (d. espiritual)

Corporeidad-sexuada (d. corporal)

Es ante todo la dimensión física, orgánica o material de la persona. Mis manos, mis pies, mi corazón tienen una medida, un volumen, un perfil y un tamaño.

Mundaneidad-historizada  (d. histórica)

Decir que un individuo es históricamente mundano, significa que el individuo asume el mundo como su patria y a sus semejantes y otros seres vivos como sus conciudadanos de esa patria. Materialmente hablando, el mundo es el campo histórico donde el ser humano se humaniza humanizándolo escribe su historia.

Racio-intelectividad (d. Intelectual)

La racio-intelectividad es la potencia en la que se conjugan la razón y la inteligencia como facultades humanas radicalmente imbricadas en las operaciones concretas del sujeto pensante.

Psico-afectividad  (d. Psicoafectiva)

La psico-afectividad es la carga de potencialidades vitales como los sensaciones, afectividades y emociones, que se desarrollan a lo largo de su vida del sujeto a partir de los procesos sociales, culturales, cognitivos, afectivos y sexuales.

Intersubjetividad/socialidad  (d. social)

La intersubjetividad es la potencialidad que el ser humano tiene para el encuentro con los de su especie: “El hombre es un ‘ser para el encuentro”. La existencia misma exige la co-existencia, por eso el ser humano es alguien sólo cuando está frente a otra persona.

Libertad

La libertad es la potencialidad que el ser humano tiene para la acción de optar y decidir sobre oportunidades y posibilidades que el mundo histórico real le ofrece; en esa acción de elegir le va al hombre el desafío permanente de garantizarse a sí mismo el que sus elecciones le permitan humanizarse humanizando todo con lo cual cuanto sujeto libre entra en relación.

Ético–politicidad  (d. ético-política) 

La ético-politicidad es la potencia en la que se conjugan lo ético y lo político del ser humano. Lo ético se refiere a la capacidad que tiene el ser humano para la reflexión sobre los valores y principios que orientan y dinamizan los estilos de vida como vivencia de una vida buena y; lo político, se refiere a la praxis constituyente de mediaciones materiales e institucionales que permiten conseguir que esos estilos de vida como vivencia de una vida buena, ya individuales como comunitarios, sean justos.

Trascendencialidad. Dimensión Espiritual.

Trascendencia/trascendencialidad es la potencialidad que el ser humano tiene, para saberse, más allá de la pura materialidad, pero no sin la materialidad; responde a la potencia del sujeto para reconocerse y actuar como un ser radicalmente diferente a los demás seres vivos, capaz de pensar en su dignidad y defenderla por todos los medios justos. Es la capacidad que el sujeto tiene para considerarse un ser-otro respecto de los demás seres.

Esta potencialidad es propia del ser humano y, no se restringe a religión alguna; es una potencialidad que para su despliegue exige como condición la solidaridad entre los seres humanos: no hay trascendencia sin los otros.

Cuando esta tensión fluye a través de la religión entonces el ser humano reconoce que tanto el sentido de su historia personal, como el sentido de las historias sociales, tienen cabida final en el innombrable, en Dios, cuanto principio y fin de todo.

Aterrizando ya en el contexto occidental donde el pensamiento judeo-cristiano marca los estilos de vida de muchas de las sociedades e individuos, la dimensión trascendente del sujeto tiene como sustento la visión teológica que sostiene que Dios ha creado al ser humano a su imagen y semejanza y, cuanto Creador, además de ofrecer la vida a su criatura le ofrece también la salvación, de esto se encarga la antropología teológica.

En el intento de comprender el Misterio de Dios el ser humano se ha creado para sí mismo diferentes símbolos, lenguajes y ritos, todo lo cual ha conducido, de alguna manera, a la constitución de las religiones.

Las religiones son caminos que llevan al ser humano a Dios, son las que dotan de valores y de sentido a las culturas en las que conviven y se realizan los sujetos. Así, religión y cultura van de la mano.

Detrás de las religiones que proveen de valores y de horizonte a los sujetos y a las culturas, en el fondo está la búsqueda de sentido de la vida del propio ser humano, quien re-conociéndose histórico-metafísico abre las puertas de su existencia hacia el Trascendente, hacia Dios.

Así entonces, todo ser humano se hace la pregunta por el Misterio de los misterios, la pregunta por Dios y, ésta surge de la interioridad del propio ser humano y revela la trascendencia esencial del hombre, abriéndose así las puertas al problema “El hombre y Dios”

Dios para el ser humano no es una cuestión matemática sino una cuestión de amor, de afectos y afectividad. En este sentido a la cuestión de ¿cómo surge la pregunta por Dios en el ser humano? La respuesta es: de la capacidad de amar y de corresponder al Amor.

Si el ser humano es un ser capaz de Dios, la pregunta que surge aquí es: ¿Qué situaciones revelan al hombre como un ser de trascendencia, un ser capaz de Dios? La respuesta sería: el deseo de no morir para siempre; la búsqueda de lo infinito en lo finito.

 

C. La Biblia: fuente de nuestra historia espiritual.

Competencia hermenéutica, interpretación de la Fe

Habiendo hecho el trabajo de la competencia perceptiva (Hablar de la propia experiencia espiritual, de la relación personal con Dios) y la competencia analítica-crítica (Recurrir a las ciencias humanísticas para identificar la composición del ser humano, sus dimensiones, ahondando en la dimensión espiritual) se pasará a la competencia hermenéutica, interpretación de la fe.

En relación a la competencia hermenéutica, en esta catequesis de la dimensión espiritual, es importante que el catequista tenga claro que en la tradición cristiana también tenemos historia acerca de la pregunta de la dimensión espiritual del ser humano y podemos identificar este proceso de encuentro del hombre con el Dios de las sagradas escrituras.

En esta parte de la catequesis se busca que los papás identifiquen de modo general la forma en que aquellos primeros hombres y mujeres de nuestra Historia Sagrada fueron identificándose en relación a nuestro Padre del cielo pero antes de entrar en esta reflexión es necesario que los papás tengan claridad acerca de la sagrada Biblia su composición la forma en que está dividida, etc.

Entonces la competencia hermenéutica interpretación de la fe se dividirá en dos temas:

Nota: La competencia hermenéutica con los dos temas podrá llevar más de dos encuentros

Tema número 1: Biblia.

Tema número 2: Desarrollo de la dimensión espiritual desde las narraciones del antiguo y nuevo testamento.

1. Primer tema: Biblia

PROPUESTA (Propuesta básica considerando que hay personas que no tienen absoluta referencia de la biblia)

FUNDAMENTO TEÓRICO. (Se puede hacer así: leer en grupos, comentario del catequista, etc.)

 LA BIBLIA

Se llama Biblia (Biblioteca) al conjunto de textos escritos por diferentes personas y comunidades, inspirados por Dios para conducir a las personas a la consecución del Reino del Amor.

La Biblia debe ser comprendida y no interpretada de cualquier manera, es importante que utilicemos la Biblia para conocer el gran amor de Dios, reconocernos amados por él, para llenarnos de su amor y construir comunidad de amor.

La Biblia se divide, ante todo, en dos grandes partes:

  • Antiguo Testamento. Libros anteriores a Jesucristo
  • Nuevo Testamento. Libros después de Jesucristo.

LIBROS DEL ANTIGUO TESTAMENTO

             Pentateuco

  1. Éxodo
  2. Génesis
  3. Levítico
  4. Números
  5. Deuteronomio

             Libros sapienciales

  1. Salmos
  2. Job
  3. Proverbios
  4. Eclesiastés
  5. Cantar de los Cantares
  6. Sabiduría
  7. Sirácide (Eclesiástico)

 Libros históricos

  1. Josué
  2. Rut
  3. I Samuel
  4. II Samuel
  5. I Reyes
  6. II Reyes
  7. I Crónicas
  8. II Crónicas
  9. Esdras
  10. Nehemías
  11. Tobías
  12. Judit
  13. Ester
  14. Jueces
  15. I Macabeos
  16. II Macabeos

Libros proféticos

  1. Isaías
  2. Jeremías
  3. Lamentaciones
  4. Baruc
  5. Ezequiel
  6. Daniel
  7. Oseas
  8. Joel
  9. Amós
  10. Abdías
  11. Jonás
  12. Miqueas
  13. Nahum
  14. Habacuc
  15. Sofonías
  16. Ageo
  17. Zacarías
  18. Malaquías

 LIBROS DEL NUEVO TESTAMENTO

 Evangelios

  1. Mateo
  2. Marcos
  3. Lucas
  4. Juan
  1. Hechos de los apóstoles

Cartas de Pablo

  1. Romanos
  2. I Corintios
  3. II Corintios
  4. Gálatas
  5. Efesios
  6. Filipenses
  7. Colosenses
  8. I Tesalonicenses
  9. II Tesalonicenses
  10. I Timoteo
  11. II Timoteo
  12. Tito
  13. Filemón

Cartas Católicas

  1. Hebreos
  2. Santiago
  3. I Pedro
  4. II Pedro
  5. I Juan
  6. II Juan
  7. III Juan
  8. Judas

Proféticos

  1. Apocalipsis

TRABAJO PRÁCTICO

Completar la biblioteca (La biblia)  escribiendo el nombre de los libros en el dibujo.

Para finalizar se realizarán algunos ejemplos de búsqueda en la biblia.

Se explicará que cada libro está dividido en capítulos y los capítulos a su vez en versículos.

Pasos para buscar en la biblia:

  • Buscar el libro en el índice.
  • Ya en la página que corresponde al libro pedido ir al capítulo y por último buscar el versículo.

ACTIVIDADES COMPLEMENTARIAS (estas propuestas de actividades sirven para complementar la catequesis sobre la biblia)

 PRIMERA ACTIVIDAD

Trabajo práctico

Materiales: Un frasco con sal, semillas y plato con tierra, vela encendida. Tela para poner en el suelo, cosas necesarias para representar el Libro de la Vida, agua, tierra, flores, frutos, láminas de animales, sol, estrellas…. Cantos, Texto bíblico: Deuteronomio 6,4-9.

Iniciamos compartiendo estas preguntas:

¿Qué nos contaron en nuestras familias acerca de la Biblia?

¿Tenemos una Biblia en casa? ¿Desde cuándo?

Se invita a probar la sal

¿Para qué es la sal, Qué pasa si la comida no tiene sal?

¿Para qué son las semillas? ¿Qué pasa si no ponemos las semillas en la tierra?

¿Para qué es la luz? ¿Se puede esconder una luz? ¿A quién le sirve una luz escondida?

La sal es para condimentar la comida, la semilla para ser sembrada en la tierra, la luz para iluminar la vida…la Biblia para ser Palabra de Dios, debe meterse dentro de la Vida.

Leer la Biblia sin mirar a la gente de ayer y de hoy, sin mirar nuestra propia vida, es lo mismo que la sal fuera de la comida, la semilla fuera de la tierra, la luz escondida.

¿Por qué la realidad de la vida es tan importarte para que la gente pueda entender la Biblia? Porque el primer libro con el que Dios se nos revela es la naturaleza creada por él, son los hechos, la historia, todo lo que existe y sucede en la vida de la gente, la realidad, la vida que vivimos. Dios se comunica con nosotros a través del libro de la Vida.

La Biblia fue escrita para ayudarnos a entender el sentido de la vida y para ver más claramente la Palabra de Dios en nuestra realidad.

Dice San Agustín: “Dios escribió dos libros, la Vida y la Biblia. La Vida es el libro primero. La Biblia el segundo. La Biblia fue escrita para ayudarnos a entender el mundo, la vida para ayudarnos a transformar toda la realidad en una gran Palabra de Dios”.

Deuteronomio 6,4-9

¿Qué tiene que recordar siempre el Pueblo de Israel?

¿Qué significa grabar en el corazón esas palabras de Dios?

¿Qué quiere decir que hay que enseñarlas de una generación a otra?

¿Cuándo tienen que recordar la Palabra de Dios?

¿Qué nos enseña ese texto a nosotros hoy?

¿Cómo podemos resumir lo reflexionado acerca del Libro de la Vida, el Libro de la Biblia y la necesidad de reconocer y amar la Palabra de Dios?

SEGUNDA ACTIVIDAD (esta puede ser una alternativa que suma a la primera propuesta)

Se realizará una lámina  en forma de Biblioteca  con  divisiones  donde estén  enunciados  las partes de  la biblia , a cada grupo de papás se les dará  una tarjeta  con los nombres de las distintas parte que compone la  biblia, que luego las iremos nombrando  cada una , y   los padres pasaran para ir  armado  en la lámina 

TERCERA ACTIVIDAD

JUEGO

Tres voluntarios saldrán del salón y esperarán ser llamados

Entraran de a uno, el primero escuchará una historia que deberá repetir fielmente en voz alta al segundo y éste al tercero.

La historia será muy simple pero tendrá muchos detalles: fechas, lugares, números, nombres.

Por ejemplo podrán describir una jornada de trabajo de un personaje común incluyendo horarios, personas con las que se encuentra o con quienes trabaja, medios de transporte que utiliza, elementos y tiempo que emplea en cada actividad.

Terminado el cuento entre todos reflexionaran lo difícil que es escuchar con atención y recordar lo que se oyó, esto dificulta el conocimiento de las cosas y de las personas.

PREGUNTAS:

Escuchamos a los demás o los oímos sin escuchar? ¿Por qué?

Leeremos la palabra Mc 4, 1-10

PREGUNTAS

1) – Jesús nos invita a recibir la semilla de su palabra. ¿Estamos dispuestos a escucharla? ¿Cuándo?

2) – ¿Qué obstáculos encontramos para que la palabra de Dios crezca en nosotros.

CUARTA ACTIVIDAD

Leer el Salmo 85,10-13

Marcar lo que más nos llama la atención y conversar en el Encuentro.

¡Que Grande sos Dios mío!

El único Dios,que hace cosas maravillosas.

Indícame el camino para que te encuentre

Para que pueda estar a Tu lado,

Y viva de acuerdo a la Verdad que nos has revelado.

Destierra de mi corazón todo doblez,

Haz que mi corazón busque Tu Amistad,

Te respete y obedezca.

Yo te doy gracias con toda mi fuerza,

Y te alabaré eternamente.

Porque me has librado de la muerte.

¡Que grande es Tu amor por mi,Oh Dios!

 QUINTA ACTIVIDAD

Esta actividad puede servir para comprender la manera como fue escrito el antiguo testamento, que fueron personas que muchos años después narran una historia que fue contada de generación en generación con el riesgo que tiene de no narrar exactamente los hechos, o de exagerar algunos acontecimientos, o incluir historias metafóricas no reales para explicar lo sucedido, etc.

Actividad:

Proponer a los padres dividirse en dos grupos y cada grupo deberá tratar de redactar la historia de Rio Grande con todo lo que ellos hayan escuchado de sus familiares, lo que hayan leído o sencillamente hayan escuchado. Luego cada grupo leerá su escrito con todos y compararán como narraron la historia cada grupo. Descubriendo seguramente que faltaron hechos por contar, que se exageraron algunas narraciones, que algunas no son reales pero están para enaltecer algunas figuras, etc.

MATERIAL COMPLEMENTARIO

Videos:

Qué es la biblia: https://www.youtube.com/watch?v=uMOc-YI0iaM

  2. Segundo tema: Desarrollo de la dimensión espiritual desde las narraciones del antiguo Testamento.

En esta parte de la catequesis se busca que a través de la narración de los acontecimientos del Antiguo Testamento y del nuevo testamento los papás descubran que el desarrollo de la dimensión espiritual de nosotros los cristianos tiene un referente, es el desarrollo de la dimensión espiritual de unas personas que conformaron el pueblo de Israel del cual nace el cristianismo, se trata de ir descubriendo el paralelismo que existe entre el caminar que hizo este pueblo de Israel para ir descubriendo su relación con Dios y el caminar que nosotros como comunidad y de manera personal hacemos en la vida para descubrir el encuentro con Dios, es decir seguir desarrollando nuestra dimensión espiritual e identificar el origen en nuestra fe cristiana a través de las sagradas escrituras.

Propuesta:

  • Primera propuesta: Para este encuentro puede plantearse una mesa redonda en la que el catequista narre a modo de historia el origen del pueblo de Israel y del camino que hicieron estas personas para ir descubriéndose con relación a Dios y para ir desarrollando su dimensión espiritual tanto de manera personal como comunidad de hermanos hijos de un mismo Dios. Sin olvidar que el objetivo de compartir esta narración es que los padres de familia descubran que el origen de su fe proviene de un pueblo que fue identificando a su Dios y fue relacionándose con él de manera procesual a través de las diferentes situaciones que vivieron y fueron interpretando a la luz de su fe.
  • Segunda propuesta: Se invita a los padres de familia a organizarse en diferentes grupos a los cuales se le entregarán diferentes partes del texto que describe la experiencia del pueblo de Israel desde sus orígenes hasta los tiempos de Jesús. Luego cada grupo compartirá con los demás la parte que les correspondió y de esta manera todos conocerán la experiencia del pueblo Israel.

Al final el catequista realizará una conclusión enfatizando el objetivo: que los padres de familia descubran que el origen de su fe proviene de un pueblo que fue identificado a Dios y fue relacionándose con él de manera procesual a través de las diferentes situaciones que vivieron fueron interpretando a la luz de su fe.

Material teórico para desarrollar la catequesis

A continuación, se presentan dos materiales que pueden desarrollarse en esta catequesis: A. Breve historia de Israel y B. Antiguo Testamento.

Ambos desarrollan el camino hecho por el Pueblo de Israel para descubrirse en relación con Dios. La parte A más breve desarrolla las etapas de progreso del pueblo de Israel. La parte B a través del estudio del Antiguo Testamento trae consigo el estudio del caminar del pueblo de Israel.

Se recomienda que trabajen los dos materiales con los papás. En un primer encuentro trabajar la breve historia del pueblo de Israel para conocer de modo general cómo este pueblo (de donde proviene nuestra fe) fue desarrollándose como tal y fue identificando a Dios en su existencia.

Posteriormente en dos o tres encuentros trabajar lo relacionado al Antiguo Testamento con lo cual quedará hecho un trabajo más completo, tanto bíblico como histórico y dejar claro el tema sobre la dimensión espiritual en el pueblo de Israel del cual proviene Jesús y por lo tanto nuestra fe.

  1. Breve historia de Israel

Quizá fue una noche de frío, junto al fuego, cuando comenzó a contarse la historia de Israel. Primero los ancianos, que recordaban las andanzas de antepasados famosos. Llegaron más tarde los grupos del desierto, relatando y exagerando las penalidades sufridas en Egipto, la terrible marcha hacia la tierra prometida, la revelación concedida por el Señor a Moisés. Vendrían luego los poetas populares, cantores de gestas realizadas contra los filisteos, que cambiaban batallas y ejércitos por una buena comida antes de seguir su viaje. No faltaban sacerdotes que, en las peregrinaciones anuales a los santuarios, relataban al pueblo cómo se apareció Dios en aquel lugar sagrado.

Así, de boca en boca, transmitidas oralmente, comenzaron a conservarse y enriquecerse las tradiciones históricas de Israel. Hasta que surgió una clase más culta, en torno a la corte de Jerusalén, en el siglo X a.C. También le interesaban otros datos: la lista de los gobernadores de Salomón, los distritos en que dividió su reino, el lento proceso de construcción del templo de Jerusalén y del palacio, con sus numerosos objetos de culto o de adorno. Todos ellos comienzan a usar la escritura. No quieren que datos tan importantes se pierdan con el paso del tiempo.

Por último, dentro de esta tradición escrita, surgen verdaderos genios, que recopilan con enorme esfuerzo los relatos antiguos y los unen en una historia continua del pueblo. Algunos se concentraron en los orígenes. Otros se limitaron a acontecimientos fundamentales de su época, como la subida de David al trono o las terribles intrigas que provocó su sucesión. Incluso hubo un grupo que emprendió la tremenda tarea de recopilar las tradiciones que iban desde la conquista de la tierra (siglo XIII) hasta la deportación a Babilonia, componiendo lo que conocemos como «Historia deuteronomista» (Josué, Jueces, Samuel, Reyes).

Etapas del desarrollo del pueblo de Israel

Todos los siglos y años son Antes de Cristo A.C.

  1. Época patriarcal (de los siglos XVIII a XIII).
  2. Salida de Egipto y marcha hacia la tierra prometida (mediados del siglo XIII).
  3. Asentamiento en Palestina (finales siglo XIII).
  4. Época de los jueces (siglos XII-XI).
  5. La monarquía unida: Saúl, David, Salomón (1030-931 aproximadamente).
  6. Los dos reinos: Israel (norte) y Judá (sur), (del 931 al 586).
  7. El exilio (586-538).
  8. La época de dominio persa (538-333).
  9. La época griega (332-63).
  1. Los orígenes de Israel (etapas 1-3)

La Biblia ofrece muchos datos sobre esta época, contenidos especialmente en los libros del Génesis (patriarcas), Éxodo, Números, Deuteronomio (salida de Egipto y marcha hacia la tierra prometida), Josué (conquista de Canaán y reparto del territorio entre las tribus) y Jueces. Sin embargo, estos libros están escritos desde una perspectiva más teológica que histórica, y no podemos aceptar sus datos a la ligera.

Israel tiene su origen en unas emigraciones arameas que, hacia el siglo XVIII a.C., descendieron del norte para establecerse en Palestina. El Génesis nos habla concretamente de Abrahán, primer patriarca, que viene con su familia desde Ur pasando por Harán. Con él comienza el período patriarcal, que abarca desde los siglos XVIII al XIII aproximadamente. En esta época no podemos hablar todavía de un «pueblo» de Israel, mucho menos de nación. Se trata de grupos seminómadas, que se trasladan con sus rebaños de ganado menor (ovejas, carneros, etc.), buscan pastos apropiados y mantienen relativo contacto con las ciudades por las que pasan, aunque sin llegar a establecerse en ellas.

Algunos de estos grupos se volvieron sedentarios y comenzaron a practicar la agricultura, especialmente los que se habían establecido en el norte, cerca del lago de Galilea. Otros, establecidos en el centro y en el sur, debieron de seguir dedicados básicamente al pastoreo, con una vida más movida. Así se explica que, en un período de hambre, muchos de ellos bajasen a Egipto en busca de mejores pastos junto al delta del Nilo. Es lo que nos dice la historia de Jacob y de sus hijos, y no existe motivo para dudar de la historicidad de este dato.

Según el relato bíblico, en Egipto las cosas fueron bien al comienzo. Al cabo de los años, cambiaron fueron obligados a trabajos forzados para llevar a cabo la construcción de grandes palacios y graneros. En este momento de opresión surge un personaje fundamental, Moisés, a quien Dios encarga liberar a su pueblo.

Después de la marcha por el desierto (donde el acontecimiento capital es la alianza del Sinaí), se llega a la estepa de Moab, frente a la tierra prometida. Allí muere Moisés, y Josué toma el relevo. Tras cruzar el Jordán y conquistar Jericó, en tres rápidas campañas se apodera del centro, sur y norte de Palestina, repartiendo luego la tierra entre las tribus.

Aclaración sobre la total descendencia de Abraham. La idea de que todos los futuros israelitas proceden de Abrahán carece de fundamento histórico. A Palestina bajaron grupos muy distintos, en épocas diversas. Remontar el origen de todos ellos a Abrahán es un recurso para expresar la unidad de todas las tribus.

Como consecuencia de lo anterior, podemos decir que no todos los antepasados de Israel bajaron a Egipto. Muchos se hallaban instalados en el norte (Galilea) y en TransJordania, y no se movieron de allí.

El asentamiento en Palestina de los grupos procedentes de Egipto se produjo más bien de forma pacífica, estableciéndose en territorios desocupados o estableciendo alianzas con los habitantes cananeos. Aunque debieron de darse conflictos locales, no se trató de una gran campaña militar, como dice el libro de Josué. La Biblia ha dado un tinte épico a este momento.

  1. La época de los jueces (hacia 1200 A.C.-1020 A.C.)

Tres rasgos caracterizan a este período.

Primero, la falta de cohesión política, ya que cada tribu se organiza independientemente y resuelve como puede sus problemas.

Segundo, un profundo cambio en la forma de vida, al menos en los grupos procedentes de Egipto, ya que se sedentarizan y se convierten en agricultores; este cambio tendrá graves repercusiones sociales, económicas (posesión y reparto de la tierra cultivable) y religiosas (difusión del culto cananeo a Baal, dios que garantiza la fecundidad de la tierra).

Tercero, la continua amenaza de los pueblos vecinos; unas veces se trata de bandas madianitas, otras de conflictos con Edom o Moab. Pero la principal amenaza fueron los filisteos. Esta amenaza filistea culmina, el año 1050 A.C, con la derrota de los israelitas en Afee y la destrucción del santuario de Silo.

Por una reacción típica, es precisamente esta derrota la que marcará el futuro de Israel. Las tribus caen en la cuenta de que es imposible defenderse de este poderoso enemigo si no se unen y organizan de forma nueva. En el espacio de pocos años se va a producir un cambio fundamental, la instauración de la monarquía (Aparecen los reyes).

  1. La monarquía unida (hacia 1020-931)

Primer rey. Saúl es elegido rey y libra al pueblo de la amenaza filistea, al menos temporalmente. Más tarde, obsesionado por la idea de perseguir a David para que no le usurpe el trono, descuida los auténticos problemas de gobierno, permite que los filisteos se refuercen, y terminará derrotado por ellos en la batalla de Gelboé, suicidándose ante la derrota inevitable.

Segundo rey. A Saúl le sucede David. Su nombramiento como rey revela un hecho interesante. Primero es elegido rey del sur; sólo al cabo de siete años, le piden las tribus del norte que reine también sobre ellas (Recordemos que los judíos estaban divididos en reno del norte y reino del sur. Esto demuestra que la unión conseguida en tiempos de Saúl era bastante superficial y no había eliminado las tensiones entre estos dos grandes bloques. De cualquier modo, la amenaza filistea pudo más que los antagonismos, y las tribus volvieron a unirse. La primera decisión de David refleja gran inteligencia política. Necesita una capital para gobernar. Si escoge una ciudad del sur, los del norte se ofenderán; si la elige del norte, molestará a los del sur. Decide conquistar una ciudad cananea, que no pertenece a ninguna tribu, Jebús, conocida después como Jerusalén. A partir de este momento, será la capital del reino unido y la ciudad personal de David.

Tercer rey. La sucesión de David está marcada por una serie de intrigas y derramamiento de sangre entre sus propios hijos. Le sucede Salomón, que reina cuarenta años (971-931). Este reinado es uno de los momentos más gloriosos de la historia de Israel. Abandonando las guerras exteriores, se dedica casi por completo a construir grandes edificios, como el templo de Jerusalén y su palacio; asegura la defensa nacional mediante la construcción y restauración de fortalezas; organiza el ejército y aumenta notablemente el número de carros de combate y la caballería. Pero, sobre todo, fomenta el comercio, controla el paso de las caravanas árabes, construye una flota para traer de África productos exóticos. La riqueza aumenta de forma inesperada, las ciudades crecen, y se produce un fuerte fenómeno de inmigración. Pero luego viene un periodo de desconformidad del pueblo por la represión que trajo este avance de Israel en épocas de Salomon.

Cuarto rey (Fin de la unión, división de los dos reinos). A la muerte de Salomón, la situación no ha cambiado. Cuando su hijo Roboán acude a Siquén para ser aceptado por las tribus del norte como nuevo rey, éstas le plantean claramente el problema: «Tu padre nos impuso un yugo pesado. Aligera tú ahora la dura servidumbre a que nos sujetó tu padre y el pesado yugo que nos echó encima, y te serviremos». Roboán, dando muestras de soberana estupidez e ineptitud política, les responde: «Si mi padre os impuso un yugo pesado, yo os aumentaré la carga; si mi padre os castigó con azotes, yo os castigaré con latigazos». La respuesta de las tribus del norte no se hace esperar: «A tus tiendas, Israel». Que el descendiente de David se las arregle como pueda. En este momento del año 931 se rompe la obra comenzada por Saúl. La monarquía unida ha durado menos de un siglo. A partir de ahora, existirán dos reinos, el del norte, Israel, y el del sur, Judá.

  1. Los dos reinos (931-586)

Es imposible sintetizar estos años. Son años difíciles, con escasos momentos de esplendor en ambos reinos y con frecuentes épocas de decadencia y de grandes conflictos internos y externos. En estos siglos es cuando alcanza su cumbre el movimiento profético.

La suerte de ambos reinos no corre paralela. El del norte, Israel, desaparece de la historia el año 722, cuando Salmanasar V de Asiría lo conquista. En sus 209 años de existencia, Israel tuvo nueve dinastías distintas y 19 reyes, de los cuales siete fueron asesinados y uno se suicidó.

En cambio, Judá, que consiguió sobrevivir hasta el 586, en sus 345 años de existencia sólo tuvo una dinastía (la de David) y 21 monarcas. Esta estabilidad se debe a un hecho importantísimo. En el sur, la dinastía davídica cuenta con el respaldo ideológico de la religión oficial, formulado en la promesa de Natán a David de que su dinastía duraría eternamente. La información bíblica sobre este período se encuentra en los dos libros de los Reyes.

 

  1. El destierro (586-538)

El año 597 tiene lugar la primera deportación. Pero los acontecimientos más graves ocurrirán en el 586, cuando Nabucodonosor conquista Jerusalén, la incendia y deporta a numerosos judíos a Mesopotamia. Entonces comienza el período del exilio, el momento más triste, semejante al de la opresión en Egipto. El pueblo queda dividido en tres grandes grupos: los que han quedado en Palestina, campesinos pobres; los que han marchado a Babilonia; los que han huido a Egipto. El más importante, por formar la élite intelectual y religiosa, es el de Babilonia. El Sal 137 nos recuerda los sentimientos de los deportados, emigrantes forzosos en tierra extraña: «Junto a los canales de Babilonia nos sentamos a llorar, acordándonos con nostalgia de Sión». Pero es también una época de gran creatividad desde el punto de vista literario.

  1. El período persa (538-333)

La pesadilla del destierro termina el año 538, cuando Ciro, rey de Persia, conquista Babilonia y promulga un decreto liberando a los cautivos y permitiéndoles volver a Palestina. Un grupo de judíos se pone en marcha hacia Jerusalén.

Cuando llegan a la tierra prometida, el panorama no puede ser más desalentador. Ciudades en ruinas, campos abandonados, murallas derruidas, el templo incendiado. El pueblo sigue sin libertad política, dominado por los nuevos señores del mundo antiguo, los persas. Pero Judá va cobrando poco a poco nueva vida, y el año 515 se termina de reconstruir el templo de Jerusalén. Los años siguientes, casi un siglo, son muy oscuros y no tenemos casi ninguna noticia de ellos. Sólo podemos añadir que hacia el 445 llega a Jerusalén Nehemías, que termina de reconstruir las murallas y lleva a cabo una reforma social, corroborada más tarde por la reforma religiosa de Esdras, en el 428. Después de estos dos grandes personajes, pasa otro siglo del que tampoco tenemos datos, hasta que el año 333 Alejandro Magno conquista Palestina.

  1. Época griega (333-63)

Este período abarca desde la conquista de Palestina por Alejandro Magno hasta la conquista de Jerusalén por Pompeyo. Los datos que sobre él tenemos están repartidos de forma muy desigual. Aunque hablamos de época griega, recuérdese que el imperio de Alejandro se dividió a su muerte en cuatro partes. Las que afectan a los judíos son Egipto (gobernado por los tolomeos) y Siria (dominada por los seléucidas). Palestina, dada su excelente posición estratégica y comercial, será víctima de las envidias y luchas entre estas familias por poseerla. Durante el siglo III dominan los tolomeos; durante el II, los seléucidas.

Precisamente contra éstos últimos tendrá lugar el gran levantamiento de los macabeos. Aunque al principio las relaciones con los sirios fueron buenas, la situación cambió por completo el año 175, cuando subió al trono Antíoco IV Epifanes. Este rey, gran entusiasta de la cultura griega, se propondrá como meta la helenización de su reino. Este hecho, y el despojo continuo de los tesoros para subvencionar sus guerras, harán que los judíos se les enfrenten enérgicamente.

Ya el año 169, volviendo de una campaña contra Egipto, saqueó el templo de Jerusalén, apoderándose de los utensilios y vasos sagrados y arrancando incluso las láminas de oro de su fachada. Pero la gran crisis comenzará el 167, cuando decida llevar a cabo la helenización de Jerusalén. Como primer paso, su general Apolonio atacó al pueblo, degollando a muchos y esclavizando a otros; la ciudad fue saqueada y parcialmente destruida, igual que las murallas. Luego, viendo que la resistencia de los judíos se basaba sobre todo en sus convicciones religiosas, prohibió la práctica de esta religión en todas sus manifestaciones. Fueron suspendidos los sacrificios regulares, la observancia del sábado y de las fiestas, mandó destruir las copias de la ley y prohibió circuncidar a los niños. Cualquier transgresión de estas norma s era castigada con la muerte. No contento con estas medidas represivas, Antíoco IV levantó al sur del templo una ciudadela llamada el Acra, colonia de paganos helenizantes y de judíos renegados, con constitución propia; la misma Jerusalén era considerada probablemente como territorio de esta «polis». Además se erigieron santuarios paganos por todo el país y se ofrecieron en ellos animales impuros; los judíos fueron obligados a comer carne de cerdo bajo pena de muerte y a participar en ritos idolátricos. Como coronamiento de todo, en diciembre del 167 fue introducido dentro del templo el culto a Zeus Olímpico.

Los judíos piadosos no podían soportar estas ofensas continuas a su religión y se negaron a obedecer estas normas. Antíoco respondió con una cruel persecución. Y entonces es cuando estalla la rebelión de los macabeos.

La revuelta de los macabeos significa una lucha dentro del pueblo judío, un enfrentamiento entre dos grupos claramente delimitados: el de los partidarios de la tradición y el de los defensores del helenismo. Algunos se sintieron insatisfechos del matiz político que iba tomando la rebelión y dejaron de prestar su apoyo. Surgen entonces las profundas tensiones internas que podemos constatar todavía años más tarde, en tiempos de Jesús. – La rebelión macabea, capitaneada inicialmente por hombres de profunda valía, terminará llevando al poder a gente inepta, ambiciosa, vengativa. Las luchas dinásticas y las tensiones internas terminarán provocando la intervención de Roma, señora del mundo antiguo. El año 63 a.C, Pompeyo conquista Jerusalén y anexiona Palestina a la provincia romana de Siria.

 

  1. EL ANTIGUO TESTAMENTO

Fuente bibliográfica: José Luis Sicre. Introducción al Antiguo Testamento.

Quien desee leer el libro esta es el link donde lo puede descargar:

http://edebparresia.org/wp-content/uploads/2013/04/Sicre-Jose-Luis-Introduccion-al-Antiguo-Testamento.pdf

 

  • El AT es divino, no porque encubra las debilidades humanas, sino porque no encubre lo humano. Y esto revela algo muy importante: que Dios acepta al hombre como es. No ama a seres ideales, sino a personas reales, con sus pecados, deseos de venganza, injusticias, blasfemias.
  • El AT es una obra histórica. No se escribió en poco tiempo, sino a lo largo de doce siglos. A veces refleja costumbres muy antiguas, bastante bárbaras, que se fueron superando con el paso del tiempo.
  • La moral del AT se perfecciona con las enseñanzas de Jesús. La revelación definitiva de Dios nos llega a través de Jesús. Y él mismo se vio obligado a distinguir claramente entre las normas enseñadas a las generaciones antiguas y la moral nueva, típica del cristiano. En el Sermón del Monte, por seis veces seguidas repite Jesús la fórmula: «Habéis oído que se enseñó a los antepasados… Pero yo os digo» (Mt 5,21-48). Por eso, el AT no debe ser norma absoluta de conducta para el cristiano, ni tampoco motivo de escándalo. En todo caso, motivo para escandalizarnos de nosotros mismos, viendo lo poco que hemos avanzado a pesar del mensaje y del ejemplo de Jesús.

El Antiguo Testamento ayuda a conocer a Dios

¿Cómo es el Dios del AT? Muchos cristianos siguen pensando en el Dios severo, más inclinado al castigo que al perdón, que atemoriza al hombre y no tolera el menor pecado. En oposición a él, conciben el Dios del Nuevo Testamento como el ser bondadoso y amable, Padre de Jesucristo, que nos entrega a su Hijo para salvarnos. Nada más lejos de la realidad. Es cierto que Dios aparece en el AT, igual que en otras religiones, como con dos caras que se complementan. Pero olvidamos el otro aspecto, más importante sin duda, que prepara la presentación de Dios como Padre, propuesta por Jesús.

En el AT se puede decir que existe una «definición» o, mejor, «autodefinición» de Dios. La encontramos en Ex 34,6-7. «El Señor pasó ante Moisés proclamando: Yahvé, Yahvé, el Dios compasivo y clemente, paciente y misericordioso y fiel, que conserva la misericordia hasta la milésima generación, que perdona culpas, delitos y pecados, aunque no deja impune y castiga la culpa de los padres en los hijos, nietos y bisnietos» Así es como Dios se autodefine. Con cinco adjetivos que subrayan su compasión, clemencia, paciencia, misericordia, fidelidad. Nada de esto tiene que ver con el Dios del terror y del castigo.

Es cierto que Dios no tolera el mal. Pero su capacidad de perdonar es infinitamente superior a la de castigar. Así lo expresa la imagen de las generaciones. Mientras la misericordia se extiende a mil, el castigo sólo abarca a cuatro (padres, hijos, nietos, bisnietos). No hay que interpretar esto en sentido literal, como si Dios castigase arbitrariamente a los hijos por el pecado de los padres. Lo que subraya el texto es el contraste entre mil y cuatro, entre la inmensa capacidad de amar y la escasa capacidad de castigar.

El Antiguo Testamento nos enseña a vivir la fe con el ejemplo de personas concretas

La lectura del AT puede resultar un gran descubrimiento. Encontrarán hombres de carne y hueso, con virtudes y fallos, momentos de ilusión y de desánimo.

Quien en momentos de gran dificultad o crisis profunda sea incapaz de adoptar una actitud cristiana ante el sufrimiento, podrá actuar como Job, que se rebela y lucha, interroga y blasfema en busca de respuesta. El que nota que su fe pierde cada vez más contenido y se limita a dos o tres ideas (a veces ni siquiera las esenciales), podrá consolarse recordando la experiencia del Eclesiastés. Quien atraviesa una crisis de vocación, podrá aprender mucho del itinerario espiritual de Jeremías y sacar fuerzas para seguir su camino.

El AT ayuda a descubrir la dimensión Socio-política de la fe

El Nuevo Testamento también contiene un mensaje muy claro en este sentido. Baste recordar el canto de María, el Magnificat, con su demagógica alegría porque el Señor «ha derribado del trono a los poderosos y ha exaltado a los humildes; a los pobres los sacia de bienes y a los ricos los despide de vacío» (Le 1,52-53). O la condena del poder por parte de Jesús, igual que su crítica radical a los ricos egoístas, insensibles ante las necesidades ajenas. Y la denuncia tan enérgica de los ricos en la carta de Santiago.

El AT nos  ayuda a conocer la actividad, el mensaje y la persona de Jesús.

Es una tarea apasionante, casi detectivesca, ir captando las múltiples relaciones entre ambos Testamentos.

Por ejemplo, Cuando Jesús entra en Jerusalén, poco antes de la pasión, cuenta Mateo: «Jesús entró en el templo y se puso a echar a todos los que vendían y compraban allí (…). En el templo se le acercaron cojos y ciegos, y él los curó» (Mt 21,12-14). Para entender el texto del evangelio, hay que acudir a otro relato bíblico, el del asedio de Jerusalén por David, cuando decidió conquistar la ciudad para convertirla en su capital. Cuenta el segundo libro de Samuel:

«El rey (David) y sus hombres marcharon sobre Jerusalén,

contra los jebuseos que habitaban el país.

Los jebuseos dijeron a David:

– No entrarás aquí. Te rechazarán los cojos y ciegos.

Pero David conquistó el alcázar de Sión (… ). David había

dicho aquel día:

– A esos cojos y ciegos los detesta David.

Por eso está mandado: Ni cojo ni ciego entre en el templo»

(2 Sm 5,6-8).

Y en recuerdo de esa frase prohibirán más tarde la entrada de estas personas en el templo.

Volviendo al texto evangélico, éste nos sitúa ante dos hechos: uno, admitido por la institución religiosa, que es la presencia de mercaderes y cambistas; otro, rechazado por la misma institución, la presencia de cojos y ciegos. Jesús invierte las cosas: rechaza lo admitido, admite lo rechazado.

Sin la ayuda del AT, no habríamos captado este matiz.

¿Qué es el Antiguo Testamento?

Desde un punto de vista bíblico, la palabra «Testamento» puede tener dos sentidos, uno teológico y otro literario.

  • Teológicamente, significa la alianza que Dios establece con el pueblo de Israel (Antiguo Testamento) y, más tarde, con la Iglesia (Nuevo Testamento).
  • Literariamente, significa el conjunto de libros que recogen esa experiencia humana y religiosa. Aquí nos interesa la segunda perspectiva, literaria. Desde este punto de vista podemos decir que el Antiguo Testamento, tal como lo aceptamos los católicos, es un conjunto de 47 escritos de carácter diverso (narrativo, histórico, espiritual, poético, pedagógico), procedentes de épocas distintas, redactados a lo largo de diez siglos.

El AT no es una antología de la literatura israelita: en él a muchas páginas de contenido legal, listas genealógicas, límites de tribus, escritos de carácter instructivo y pedagógico.

El AT no contiene toda la producción literaria de Israel: muchas obras judías de los últimos siglos antes de Cristo no fueron admitidas por judíos ni cristianos como «inspiradas», quedando fuera del AT.

El AT es una selección desde la fe y para la fe: De lo anterior se impone que, al recoger esos escritos, los judíos actuaron con un criterio selectivo. Y ese criterio no fue simplemente literario o cultural, sino teológico. Movidos por un espíritu de fe, recogieron del pasado todas aquellas obras que exponían su identidad como pueblo que se siente elegido por Dios y llamado a cumplir una misión religiosa en el mundo. Al mismo tiempo, pretendieron que esas páginas del pasado animasen a ser fieles a Dios en el presente y alentasen la esperanza en el futuro.

Pero esa identidad religiosa no es abstracta. Se ha encarnado en seres concretos. Personas que dieron sus primeros pasos por valles o colinas, en medio de viñas y olivares o al borde del desierto. Personas que descubrieron el odio y el amor, el miedo a la sequía y a los ejércitos enemigos, la amenaza de la muerte. Que cantaron, bailaron, sufrieron. Y en estas situaciones concretas, en un espacio conocido, en un tiempo perfectamente delimitable, fueron descubriendo, como individuos y como pueblo, la llamada de Dios.

Quienes seleccionaron los escritos antiguos recogieron todo lo que consideraban esencial para describir la identidad del pueblo de Israel. Esenciales eran las tradiciones sobre Abrahán, la revelación del Sinaí, las ilusiones de la monarquía naciente, la trágica experiencia del destierro, las palabras de los profetas, las profundas reflexiones de los sabios. Pero también eran esenciales las listas de antepasados, los límites geográficos de cada tribu, las leyendas sobre héroes famosos, el proverbio genialmente formulado, el canto de amor o de guerra. Todo ello refleja la vida real, y en esta serie de composiciones tan diversas descubría Israel su identidad de pueblo elegido por Dios.

 

¿En qué idioma se escribieron los libros del AT?

Fundamentalmente, en hebreo. Pero el arameo se usa también en algunas secciones breves (Esd 4,8-6,18; 7,12-26; Dn 2,4b-7,28), un verso suelto en el libro de Jeremías (10,11) y dos palabras en Gn 31,47. Dicho de forma sencilla, hebreo y arameo son dos lenguas muy emparentadas entre ellas, como italiano y español. Aunque a nosotros nos resulte más conocido el hebreo, el arameo fue una lengua mucho más importante, que llegó a usarse en la diplomacia internacional. Después del destierro, parece que el arameo se difundió cada vez más entre los judíos, hasta el punto de que fue preciso traducir los textos bíblicos a esa lengua. Finalmente, hay libros o secciones de libros escritos en griego: Sabiduría, 1 y 2 Macabeos, Est 10,4-16,24; Dn 3,24-90; 13-14. Pero el griego, lengua culta e internacional a partir del siglo III a.C, no fue admitido por los judíos como lengua sagrada. Por eso, el canon judío no contiene ninguno de los libros mencionados anteriormente.

 

Géneros literarios y clasificación de los libros bíblicos del AT.

El género literario es el estilo global de un texto, la forma que tiene en función de su finalidad. Según la definición más común es: “Un procedimiento de expresión propio de los hombres de una determinada época y un determinado país o entorno cultural para manifestar sus pensamientos y sentimientos”.

Dado que, como hemos ya visto, los textos bíblicos tiene diferentes autores y cada uno tiene su estilo y que la Biblia comprende 73 libros que abarcan un período histórico de casi 2000 años, es evidente que debemos tener en consideración los géneros literarios para comprender el mensaje encerrado de la forma literaria que nos han transmitido los autores de los libros sagrados.

Estudiar las formas literarias en que escribieron los autores sagrados nos ayudará a entender mejor lo que nos quisieron transmitir. La Iglesia ha recalcado mucho esto en diferentes ocasiones. El Papa Pío XII en su encíclica Divino Afflante en 1943 nos escribe:

“Así pues, para satisfacer debidamente a las exigencias actuales de los estudios bíblicos, el exegeta católico ha de usar también prudentemente de este recurso para exponer la Sagrada Escritura: investigue hasta qué punto la forma o el género literario empleado por el autor sagrado pueda conducir a una verdadera y genuina interpretación”.

Existen muchos géneros o formas literarias que podemos encontrar en la Biblia pero vamos a mencionar las más importantes:

GÉNERO HISTÓRICO.

-La historia para los judíos no es como para nosotros hoy día, en donde es más importante la precisión de hechos, cantidades y fechas. Para los escritores sagrados es más importante la relevancia de los hechos, el por qué sucedieron y su proyección para el futuro. Es como aprender de lo que les sucede.

-Podemos distinguir varias historias escritas: la patriarcal, que relata la vida de los patriarcas;

-La deuteronomista, que relata el asentamiento en Canaán hasta el destierro de ambos pueblos.

-La historia cronística, que relata después del destierro.

-También podemos encontrar novelas históricas: relatos que utilizan elementos históricos verdaderos pero con personajes didácticos: Judith, Tobías.

GÉNERO LEGISLATIVO.

-La ley como género literario tiene sus raíces mucho más allá de Israel teniendo sus primeros esbozos en códigos anteriores.

-Principalmente la ley en la Biblia son colecciones de normas de una comunidad enfocada al culto a Dios. Se pueden distinguir varios bloques:

      • Los diez mandamientos (Ex 20, 2-17);
      • El decálogo cúltico (Ex 34,14-26);
      • el código deuteronómico (Dt 12-26).

La ley como género literario se presenta en dos formas:

– Apodíctico. Hace referencia al mandato como tal. (Ex 20)

-Casuístico. Se presenta en forma de caso con las palabras: si …. entonces … Ej.: (Ex 21, 18), (Ex 21,2), (Ex 22)

GÉNERO PROFÉTICO 

-El género profético es muy peculiar en el Antiguo Testamento. Podemos distinguir dos tipos de profetismo: el oral y, el oral y escrito.

En el oral simple distinguimos Abraham, Moisés, Samuel, Elías y Eliseo.

En el escrito están los que pertenecen a los libros proféticos: Isaías, Ezequiel, Zacarías, Hageo, entre otros.

Estos libros recogen las palabras de los profetas, las cuales las manda a decir el mismo Dios. Ellos son entonces los transmisores de las palabras de Yahvé. Son muy comunes las expresiones: Oráculo de Yahvé, Esto dice el Señor.

GÉNERO LÍRICO

Este género lírico corresponde al estilo poético oriental antiguo. En este género encontramos tres libros específicos: Los Salmos, El Cantar de los cantares y Lamentaciones. En estos libros encontramos: acciones de gracias (Sal 138), himnos de Bendición (Sal 81),Lamentaciones (Lam 3), Elogio al amor (Cant 2)

GÉNERO SAPIENCIAL 

Este género ya es propio de libros como Proverbios, Sirácides, Sabiduría. Se encarga de máximas o reflexiones que llevan al ser humano a mejorar su condición humana en diferentes aspectos de la vida. “Versa sobre las realidades diversas de la vida, comportamientos humanos, actitudes, situaciones, relaciones”.

GÉNERO PROVERBIAL

Nos trae sentencias; Eclesiastés reflexiona sobre diversos valores, entre otros.

GÉNERO APOCALÍPTICO

Este lenguaje está expresado en simbolismos y siempre tiende a mostrar el inminente fin de las cosas. Este tipo de literatura aparece condensada en el Antiguo Testamento en Daniel y algunos pasajes como (Is 24-27), (Ez 38-39), (Zac 9-14). En el Nuevo Testamento tiene su mayor expresión en el Apocalipsis y en pasajes como (Mt 24).

Existen otros géneros como

    • parábolas (Mc 4,34),
    • Epistolar (Usado en las cartas, tiende a la exhortación),
    • el mito ( como en los relatos del Génesis)

DE ACUERDO CON LO EXPUESTO, LOS LIBROS BÍBLICOS DEL A.T. PUEDEN SER CLASIFICADOS, DESDE EL PUNTO DE VISTA LITERARIO, EN LOS SIGUIENTES GRUPOS: HISTÓRICOS, SAPIENCIALES-POÉTICOS Y PROFÉTICOS

  1. Libros históricos: El Pentateuco y los considerados como tal Libros históricos.
  2. Libros sapienciales-poéticos: Libros que utilizan un sistema especial de acentos. Suele afirmarse que el Libro de Job, los Proverbios y la mayor parte de los Salmos fueron escritos en versos heptasílabos. También tienen carácter poético el Cantar de los Cantares, las Lamentaciones, el Eclesiástico y, según algunos especialistas, el Eclesiastés.
  3. Libros proféticos: Isaías, Jeremías, Ezequiel, Daniel y los Doce Profetas Menores –no por su menor importancia, sino por su menor extensión.

1. Libros del Pentateuco y Libros históricos

 El Pentateuco

El primer gran bloque del Antiguo Testamento, Los cinco primeros libros de la Biblia:

  • Génesis
  • Éxodo
  • Levítico
  • Números
  • Deuteronomio

Son generalmente conocidos bajo el nombre global de Pentateuco.

A primera vista, el Pentateuco ofrece un conjunto bastante armónico, que abarca desde la creación del mundo (Gn 1) hasta la muerte de Moisés (Dt 34). A grandes rasgos, cuenta los orígenes de Israel, desde sus remotos antecedentes patriarcales hasta que se convierte en un pueblo numeroso que recibe de Dios los grandes dones de la libertad y la alianza, y está a las puertas de la tierra prometida.

Se trata, pues, de una obra básicamente narrativa, «histórica», aunque también contiene amplias secciones legales (parte del Éxodo, todo el Levítico, gran parte del Deuteronomio).

Su contenido podemos esbozarlo de la siguiente forma.

  1. Historia de los orígenes (Gn 1-11)
  2. Los patriarcas (Gn 12-50)
  3. Opresión y liberación (Ex 1,1-15,21)
  4. Primeras etapas hacia la tierra prometida (Ex 15,22- 18,27)
  5. En el monte Sinaí (Ex 19 – Nm 10,10)
  6. Del Sinaí a la estepa de Moab (Nm 10,11-21,35)
  7. En la estepa de Moab (Nm 22 – Dt 34)
  8. El Génesis comienza hablando de los orígenes del mundo y de la humanidad. Aunque la situación inicial es paradisíaca, se rompe pronto por el pecado de la primera pareja, al que siguen otra serie de injusticias y crímenes que terminan provocando el diluvio. Ni siquiera con esto escarmienta la humanidad; comete un nuevo pecado de orgullo -torre de Babel- y es dispersada por toda la tierra (Gn 1-11). Pero Dios responde a la cadena continua del mal con la vocación de Abrahán, comienzo de la salvación para todos los hombres.
  9. Con esto comienza la segunda parte, centrada en las tradiciones de Abrahán, Isaac y Jacob (Gn 12-36). Andanzas y aventuras de pequeños pastores, alentados por una doble promesa que Dios les hace: una descendencia numerosa como las estrellas del cielo y una tierra en la que poder asentarse. Ambas promesas se van cumpliendo dramáticamente, con retrasos y tensiones que hay que aceptar con fe. Desde el punto de vista de la promesa de la tierra, el momento más duro es cuando los antepasados de Israel deben ir a Egipto en busca de alimento. La tierra prometida no les da de comer. Sin embargo, el libro del Génesis termina con estas palabras de José a sus hermanos: «Yo estoy para morir, pero Dios cuidará de vosotros y os hará subir a la tierra que juró dar a Abrahán, Isaac y Jacob» (50,24). Esta vuelta desde Egipto hacia la tierra prometida será el tema central de los cuatro libros restantes del Pentateuco (a excepción del Levítico, que se limita a cuestiones legales).
  10. Los comienzos del libro del Éxodo nos sitúan en el momento en el que «subió al trono de Egipto un faraón que no había conocido a José». Tiene lugar entonces una dura y creciente experiencia de opresión. Pero Dios escucha el clamor de su pueblo, y encomienda a Moisés que lo salve de la esclavitud. La confrontación dramática de las plagas llevará a la libertad -precedida por la celebración de la pascua-, que alcanza su punto culminante en el paso del Mar de las Cañas (Ex 1- 15,21).
  11. Siguen tres meses de camino hacia el monte Sinaí. En pocas páginas se condensa la nueva experiencia del desierto, con sus amenazas de hambre y sed, el acoso de posibles enemigos, la tentación de volver a Egipto, la falta de fe en Dios, la necesidad de organizar al pueblo (Ex 15,22-18,27).
  12. Llegamos al monte de la revelación. Allí tiene lugar la alianza, y el Señor dicta las normas que deben regir la conducta del pueblo en los más diversos aspectos. Se trata de una amplísima sección legal (Ex 19-40, salvo algunos capítulos; todo el libro del Levítico; Nm 1,1-10,10) que no es útil detallar ahora más exactamente. Entre los pocos pasajes narrativos de este inmenso apartado destacan los encuentros de Moisés con Dios en el monte, y el famoso episodio del becerro de oro (Ex 34).
  13. Se reanuda la marcha, caminando desde el Sinaí hasta la estepa de Moab (Nm 10,11-21,35). Es una sección predominantemente narrativa, marcada por conflictos dramáticos: hambre, sed, motines del pueblo, rebelión de algunos cabecillas, desánimo ante los primeros informes sobre la tierra, muerte de Aarón (hermano de Moisés). Tampoco faltan páginas de contenido legal (Nm 15,1-31; 18; 19).
  14. Finalmente, llegamos a la estepa de Moab, y allí se desarrollan los últimos acontecimientos que cuenta el Pentateuco: oráculos del vidente pagano Balaán, primer conflicto con los cultos cananeos de fecundidad, primeras ocupaciones de territorio en TransJordania y, sobre todo, la gran despedida de Moisés y su muerte. Este amplio apartado (desde Nm 22 hasta Dt 34) incluye abundante material legislativo. Pero lo más importante desde el punto de vista teológico es el libro del Deuteronomio, compuesto como un extenso discurso de Moisés antes de morir. Comienza recordando los años pasados, desde que Dios ordenó ponerse en marcha en el Sinaí (Dt 1-4). A la promulgación del decálogo y una exhortación sobre la ley (Dt 5-11) sigue un amplio cuerpo legal con comentarios (Dt 12-26). Cierra el discurso una extensa serie de bendiciones y maldiciones (Dt 27-28). El estilo oratorio cede el puesto una vez más al narrativo, para contarnos la alianza en Moab (Dt 29- 30). La obra termina con las últimas disposiciones de Moisés, su canto, sus bendiciones y su muerte (Dt 31-34).

Libros Históricos

La historia para los judíos no es como para nosotros hoy día, en donde es más importante la precisión de hechos, cantidades y fechas. Para los escritores sagrados es más importante la relevancia de los hechos, el por qué sucedieron y su proyección para el futuro. Es como aprender de lo que les sucede.

Libro de Josué: Este libro narra la conquista de la Tierra Prometida y el reparto que Josué efectúa entre las diversas tribus. Luego trata algunos temas de la Asamblea de Siquem y de las disposiciones de Josué. Es considerado libro profético en el canon judío.

Libro de los Jueces: Narra el período que va desde la muerte de Josué hasta el nacimiento de Samuel, un tiempo en que el pueblo de Israel ha abandonado su vida nómada y acaba de instalarse como semisedentarios primero y agricultores luego, habitando en casas de material o chozas de adobe. Es considerado libro profético en el canon judío.

Libro de Rut: El libro narra la historia de Elimélec, un efrateo de Belén de Judá que emigró con su familia al país de Moab. Su mujer se llamaba Noemí y sus hijos, Majlón y Quilión. Al morir Elimélec, sus dos hijos se casaron con Orpá y Rut de Moab, respectivamente.

Primer Libro de Samuel: Este libro cuenta la historia de Samuel y del reinado del rey Saúl hasta su muerte, incluyendo la guerra de los israelitas contra los filisteos y la gran hazaña del joven pastor David al derrotar al gigante Goliat. Es considerado libro profético en el canon judío.

Segundo Libro de Samuel: siendo la continuación de I Samuel, cuenta la historia de Israel a partir de la muerte del rey Saúl y el subsiguiente reinado de David, con un suplemento al final.

Primer Libro de los Reyes: Este libro cuenta la historia del reinado de Salomón, hijo de David y de los reinos de Judá e Israel.

Segundo Libro de los Reyes: En este libro continúa la historia de los reinos de Judá e Israel desde la muerte de Salomón hasta la caída de Samaria y de Jerusalén, cabe resaltar que todos los reyes israelitas hicieron lo malo a los ojos de Dios, entre ellos, JeroboamOmríAhab y JezabelOseas y Joacaz. También relata los milagros del profeta Eliseo y al final del libro se continúa la historia para culminar en el Exilio de Babilonia.

I Crónicas o I Paralipómenos: Este libro en particular narra el período comprendido desde los orígenes hasta la muerte de David. Cuenta la historia desde Adán hasta Saúl en su primera mitad y luego la de David.

II Crónicas o II Paralipómenos: Este libro en particular narra el período comprendido entre la muerte de David y la liberación final. Cuenta la historia de cada rey de manera muy esquemática y no exhaustiva, indicando en general: nombre del padre, nombre de la madre, duración del reinado, sucesor, lugar de la sepultura, principales acontecimientos y sincronía de cada uno de los reyes de Israel.

Libro de Esdras: Esdras trata especialmente de la reconstrucción del Templo y de la organización legal del judaísmo.

Libro de Nehemías o II Esdras: este libro narra la reconstrucción de las murallas de Jerusalén, el arreglo del templo y las reformas llevadas a cabo por Nehemías.

Libro de Tobías: Es parte del canon católico y ortodoxo mas no el de la mayoría de las iglesias protestantes y la religión judía. Este libro relata el acompañamiento que el arcángel Rafael hace a un joven lleno de fe, que va a buscar esposa y finalmente se casa luego de sortear enormes dificultades con la ayuda del ángel enviado por Dios. Es una apología de los valores familiares y humanos.

Libro de Judit: El libro cuenta la historia de Judit hija de Merari en plena guerra de Israel contra el ejército asirio.

Libro de Ester: Es de gran valor entre el pueblo judío, ya que narra la salvación de los judíos de un exterminio inminente preparado por Haman el amalecita. Dicha salvación se conmemora con la fiesta de Purim.

I Macabeos: forma parte del canon católico y ortodoxo mas no del canon protestante y judío. Macabeos narra el intento de helenizar por la fuerza a los judíos por parte de Antíoco IV Epífanes.

II Macabeos: El libro se centra en dos fiestas religiosas: la Dedicación del Templo luego de su reconstrucción (Jánuca), y el día en que Nicanor asedia el templo. También cuenta la historia de Heliodoro, y el martirio de Eléazaro, y de los siete hermanos y su madre. Al igual que I Macabeos, es parte del canon católico y ortodoxo mas no del de la mayoría de los protestantes y los judíos

  1. LOS LIBROS POÉTICOS-SAPIENCIALES

 En el Canon del Antiguo Testamento, está el grupo de los libros llamados didácticos (por su enseñanza) o poéticos (por su forma) o sapienciales (por su contenido espiritual). Todos éstos son principalmente denominados libros sapienciales, porque las enseñanzas e instrucciones que Dios nos ofrece en ellos, forman lo que en el Antiguo Testamento se llama Sabiduría, que es el fundamento de la piedad.

Los libros sapienciales, en cuanto a su forma, pertenece al género poético. La poesía hebrea no tiene rima, ni ritmo cuantitativo, ni metro en el sentido de las lenguas clásicas y modernas. Lo único que la distingue de la prosa, es el acento (no siempre claro), y el ritmo de los pensamientos. Este último consiste en que el mismo pensamiento se expresa dos veces.

Libro de Job: Este libro, cuenta la historia de Job (Biblia), un hombre justo y temeroso de Dios que es probado duramente para ver si negaba a Dios y se apartaba de él.

Libro de los Salmos: Este libro contiene salmos y oraciones, mayormente del rey David.

Proverbios: son las enseñanzas de la filosofía teológica que enseñan al hombre a ser como los sabios y a vivir en consecuencia.

Eclesiastés: Es el compendio de las meditaciones de Salomón. Tras investigar la vida y ver que todo es vanidad, discurre que lo único importante en la vida es guardar la Palabra de Dios, por la cual seremos juzgados.

El Cantar de los Cantares: Trata de dos amantes, Salomón y Sulamit, que han sido obligados a separarse.

Libro de la Sabiduría: pertenece al canon católico y ortodoxo. Este libro se dirige a los hermanos de su autor alertándolos sobre la ruina a los que los conducirán la idolatría y el ateísmo si se dejasen llevar por ellos.

Libro del Eclesiástico: El libro está dirigido a los judíos piadosos que quieran vivir la vida según la Ley, sin olvidar a los paganos que quieran saber lo que les espera al convertirse en buenos judíos.

  1. LIBROS PROFÉTICOS

Los libros proféticos son quizá los más difíciles de todo el Antiguo Testamento. Para comprender un mensaje tan encarnado en la realidad de su tiempo es preciso conocer las circunstancias históricas, culturales, políticas y económicas en las que tales palabras fueron pronunciadas.

Se suele utilizar el término, «profeta» a lo que los antiguos israelitas designaban con varios títulos: «hombre de Dios», «vidente», «profeta». Esta diferencia terminológica revela algo más serio de lo que puede parecer a primera vista: diferentes concepciones del profetismo, según el papel que desempeñen los protagonistas dentro de la sociedad.

Se puede entonces catalogar diversas imágenes del profeta:

  • Anunciador del Mesías
  • El reformador social
  • El funcionario del culto
  • Un hombre inspirado: Que logra leer en los signos de los tiempos el mensaje de Dios, las necesidades del pueblo que le duelen a Dios, las injusticias que le duelen a Dios, etc.
  • El profeta es un hombre público: Su deber de transmitir la palabra de Dios lo pone en contacto con los demás. El profeta se halla en contacto directo con el mundo que lo rodea; conoce las maquinaciones de los políticos, las intenciones del rey, el descontento de los campesinos pobres, el lujo de los poderosos, la despreocupación de muchos sacerdotes)

Existen los libros de los profetas mayores y menores. La diferencia que existe es la cantidad de lo escrito, los mayores tienen mayor cantidad de escritura y los menores, menor cantidad.

Profetas mayores

Libro de Isaías: Este libro contiene profecías con muy vivos destellos de tempranos sueños y aspiraciones de una redención universal para todos los pueblos de la tierra. La exégesis moderna lo divide en al menos tres grandes colecciones de poemas proféticos (Capítulos 1-35, 40-55 y 56-66), y un apéndice histórico (Capítulos 36-39), en parte paralelo o retomado de partes o pasajes de II Reyes.

Libro de Jeremías: Este libro contiene la historia y profecías de Jeremías, un hidalgo judío sumamente sensible, que desde muy joven se sintió obligado a concienciar al pueblo de la necesidad de ser fieles y obedientes ante Dios. De manera insistente profetizó el exilio y destierro del pueblo y de los reyes de Judá por Nabucodonosor de Babilonia, por lo que muchas veces se metió en problemas con las autoridades civiles y religiosas del Reino de Judá.

Libro de las Lamentaciones: Este libro contiene cuatro lamentaciones acróstico-alefáticas, y una oración, escritas con motivo de la devastación de Jerusalén tras caer en las manos de Nabucodonosor II. Evocan vivamente los horrores del sitio, caída y destrucción de Jerusalén, y la insondable pena de ver a los judíos humillados, marchando hacia el exilio, llevados como ovejas por los conquistadores babilonios.

Libro de Baruc: Baruc o Baruj Es un texto que pertenece al canon católico y ortodoxo mas no al de la mayoría de los protestantes y judíos. Es una serie de documentos adscritos a Baruc o Baruj, escriba y secretario del profeta Jeremías, en donde se alecciona a los judíos sobre cómo afrontar y sobrellevar el exilio y cautiverio con responsabilidad y dignidad, y lealtad al Señor. Numerosos autores, así como editores de los escritos bíblicos, presentan como un cuerpo de texto independiente del cuerpo de este libro de Baruc, el Capítulo 6, que contiene una Epístola adscrita al profeta Jeremías.

Libro de Ezequiel: En la introducción, Dios entrega al profeta los lineamientos de su misión profética, mientras que los capítulos siguientes detallan una larga serie de amenazas y futuros castigos para Jerusalén y Judá, para los falsos profetas y, en general, para todos los judíos que han pecado antes de la invasión de Nabucodonosor.

Libro de Daniel: Este libro es la suma de hasta doce distintos documentos que relatan historias y visiones adscritas a Daniel, un sabio y consejero judío del exilio que prestó sus servicios en las cortes de reyes babilonios. En el canon judío, el libro de Daniel no es considerado parte de los libros de los Profetas, sino como parte de los Ketuvim (Escritos inspirados por el Ruaj haKodesh). En el canon católico se agrega la historia de Susana y la del Dragón.

 Profetas menores

Libro de Oseas: Este libro relata una profecía que se divide en dos partes.

Libro de Joel: El libro de Joel se encuentra dividido en dos partes claramente diferenciadas. En la primera, una devastadora plaga de langostas destruye el país, produciendo una celebración penitencial entre las víctimas. La segunda parte trata acerca de los frutos de la penitencia y de la liberación que anuncia una redención futura.

Libro de Amós: Este libro da un mensaje de advertencia hacia las naciones paganas y a los pecadores de Judá e Israel ya que serán juzgados por Yavé (Dios) y castigados pero eventualmente podrían ser perdonados.

Libro de Abdías: El libro de Abdías profetiza la venganza de Yavé contra Edom, que llegará en 312 con su conquista por parte de los árabes.

Libro de Jonás: El libro da cuenta del profeta Jonás y una historia bien conocida en la cual Dios manda a Jonás profetizar o predicar al pueblo de Nínive para persuadirlos de arrepentirse o recibir destrucción.

Libro de Miqueas: Este libro trata sobre el castigo de Dios sobre el reino del norte por pecados como: idolatría, adoración de Baal, sacrificios, rituales de niños, magia y encantamientos.

Libro de Nahúm: Nahúm profetiza la destrucción de Nínive, que simboliza la liberación de todas las esclavitudes.

Libro de Habacuc: Este libro narra los días finales del Imperio Asirio y el principio del dominio de Babilonia a escala mundial bajo Nabopolasar y su hijo Nabucodonosor.

Libro de Sofonías: El libro de Sofonías es una invitación a la penitencia y una afirmación del amor de Dios hacia el pueblo.

Libro de Ageo o Libro de Hageo: Este libro trata principalmente de la reconstrucción del Templo y se divide en cuatro discursos o sermones que se encuentran en orden cronológico.

Libro de Zacarías: Este libro habla principalmente sobre la restauración del Templo y de Jerusalén y de la coronación del Sumo sacerdote Josué.

Libro de Malaquías: Este es el último libro del Antiguo Testamento que reprocha las actitudes de las familias al separarse y el comportamiento de los sacerdotes por el no cumplimiento al culto divino.

D. ¿Cómo quieres Dios que nos relacionemos contigo?

Competencia Ético-Práctica

Llegados a este punto, la experiencia tiene que convertirse en dinamismo transformador. En la medida en que la experiencia de encuentro con Dios de cada uno de los papás y mamás adquiera el carácter de vivencia, es sentida con intensidad y globalidad, y adquiere una dimensión de profundidad, genera cambios hondos y radicales en ellos y al mismo tiempo impulsa a promover transformaciones profundas en el medio donde se vive, en la sociedad. La experiencia no sólo es vivida y reflexionada, sino que busca ser también una experiencia transformante y multiplicadora.

 EL OBJETIVO DE ESTE PASO ES DESCUBRIR LA INVITACIÓN QUE EL SEÑOR HACE PARA CRECER Y VIVIR MEJOR LA EXPERIENCIAS DE VIDA CON RELACIÓN A LA DIMENSIÓN ESPIRITUAL.

 PROPUESTA

 Introducción

 Los papás y mamás han partido de un encuentro e interacción con su realidad de fe, de encuentro con Dios en la vida cotidiana, han hecho un análisis crítico y una interpretación de esta experiencia espiritual, han tratado de encontrar tanto los aspectos positivos y simbólicos que congregan, unen y crean comunión y vida desde su experiencia de encuentro con Dios, como los signos negativos, que dividen, que no les han permitido encontrarse verdaderamente con Dios en la vida y no les han permitido ser auténticamente felices.

A partir de ahí, seguramente que hemos sentido la urgencia de contribuir a transformar esa realidad desde la vivencia cristiana. Se trata ahora, en este paso, que el grupo se sienta llamado a tomar una postura ante la vida que sea liberadora y transformadora de aquella situación concreta de la que se partió. De preguntarse qué les está pidiendo Dios.

 Actividad práctica

  1. El catequista les hará una introducción sencilla a los papás y mamás acerca del camino que se ha recorrido en las anteriores catequesis recordándoles la reflexión que se ha hecho sobre la dimensión espiritual.
  2. (La modalidad para esta parte la escogerá el catequista, puede ser un círculo en el que entre todos vayan recordando, puede ser un discurso del catequista, puede ser haciendo unos carteles por grupos recordando los temas vistos, etc.)
  3. Se pedirá a los papás que se organicen en grupos (de 3 personas mínimo) y entre ellos hablen sobre:
  4. Lo nuevo que han descubierto con la reflexión hecha sobre la dimensión espiritual.
  5. Cómo creen que deberían seguir viviendo su relación con Dios, igual como lo han venido haciendo o realizarían algún cambio.
  6. Qué influencia en su vida cotidiana trae el preocuparse más por la dimensión espiritual, por la relación con Dios.
  7. De qué manera influye en la familia, en la sociedad, etc., que nosotros nos preocupemos por trabajar la dimensión espiritual.
  8. En esos mismos grupos se realizará un cartel en el que escriban 5 actitudes concretas o actividades concretas que ayuden a trabajar la dimensión espiritual.
  9. El catequista invitará a los papás y mamás que tomen una foto a cada cartel para que tengan un listado de actitudes y actividades para fortalecer la dimensión espiritual.

 

E. Celebramos tu presencia en nuestras vidas.

Competencia Celebrativa

Nota:

  • Se recomienda tener el lugar arreglado para un ambiente de celebración (como le parezca a los catequistas y al grupo, puede ser con globos o velas o plantas, etc. Que invite a celebrar la vida)
  • Los catequistas traerán el material que haya sido elaborado en las catequesis (carteles, dibujos, canciones, etc.)
  • En el encuentro anterior pedir a los papás y mamás traer alimentos y bebidas para una merienda a la canasta

Podemos decir que es la culminación del proceso de esta primera gran catequesis, donde se manifiesta la alegría de vivir, la alegría de poder colaborar y ser sujetos en nuestra historia, la alegría de ser cristianos y la alegría también de podernos encontrar con otras personas que comparten los mismos ideales y propósitos.

La celebración introduce la dimensión festiva y comunitaria tan esenciales en la vida del ser humano.

En ella hacemos un alto en el camino, vivimos un momento fuerte para expresar nuestros sentimientos, compartir nuestras cruces y resurrecciones, reavivar las utopías, fortalecer las esperanzas, para disfrutar lo que se vive y lo que se lucha, para sentirse inmerso en la aventura de la historia, penetrada toda por el Espíritu de Dios y de Jesús, para sentirse dinamizado y fortalecido por ese mismo Espíritu y poder proseguir, con más fuerza y entusiasmo el camino.

Modelo de celebración

 Lector 1. Comentario de inicio: Hemos vivido, en cada catequesis, un proceso largo, laborioso y comprometido hasta llegar a este momento donde se hace necesario celebrar todo lo acontecido: lo que hemos descubierto, los encuentros que se han tenido, el contacto con la realidad, lo que hemos experimentado en la profundidad de nosotros mismos y con el grupo… Y en esta explosión de gozo es casi urgente reunirse con los compañeros para celebrar el paso de Jesús liberador por nuestras vidas.

 Lector 2. Introducción al video: Dispongámonos a ver el siguiente video “DIOS CON NOSOTROS” y pensemos en las tantas veces que Jesús se ha hecho presente en nuestras vidas a través de un hermano, de una palabra, de un acontecimiento, de las tantas veces que hemos sentido su amor tanto en los momentos de felicidad como los de dolor.

https://www.youtube.com/watch?v=BMqoccq1Rms

Lector 3. Agradecimiento responsorial:

 A cada oración respondemos: Siempre con nosotros Señor.

  • Cuando caminaba inocente de niño en unos momentos era feliz, en otros momentos estuve triste, pero siempre, sin darme cuenta caminabas al lado mío Señor. Oremos
  • Cuando no entendía por qué en mi casa había problemas, por qué en mi familia no nos entendíamos, sin darme cuenta caminabas conmigo señor. Oremos
  • Cuando viví mis momentos felices de adolescente y compartía con mis amigos, disfrutaba la vida de joven y sin darme cuenta caminabas conmigo señor. Oremos
  • Tantas veces me enamoré y tantas veces me desilusioné y sin darme cuenta siempre caminabas conmigo señor. Oremos
  • Muchos sueños he tenido en la vida, muchos sueños he podido cumplir, otros han quedado atrás, pero siempre caminas conmigo señor. Oremos.
  • De ahora en adelante quisiera reconocerte en todo momento, en cada instante de mi vida, en mi trabajo, en familia, con mis amigos para poder sentir y decirte que camina siempre conmigo señor. Oremos

Lector 4. Presentación de carteles y material trabajado durante las catequesis.

Presentamos este material como símbolo de nuestro trabajo comunitario en el que repensamos nuestra dimensión espiritual. Comprometámonos a seguir preocupándonos por crecer en nuestra dimensión espiritual, y ayudar a otros a crecer también para buscar ese gran objetivo que nos plantea Jesús: ser felices.

Catequista: Los invitamos a que compartamos el alimento y sigamos celebrando la vida, sigamos celebrando nuestra humanidad y sigamos reconociéndonos como hijos amados de Dios.

F. Te encontramos, te comunicamos.

Competencia comunicativa. Una experiencia expresada, comunicada y compartida

Es el momento en el que se siente la necesidad de expresar, objetivar, manifestar, testificar, comunicar lo vivido mediante diferentes formas de lenguaje y códigos: palabras, gestos, ritos, conducta, etc., y más particularmente a través de las diversas formas de expresión artística: el canto, la pintura, el teatro, la literatura, el periódico, etc. El arte es la significación y representación simbólica más rica de la experiencia.

Propuesta

Como propuesta para llevar adelante esta competencia se puede preparar con los padres de familia una presentación (ya sea a través de carteles, alguna sencilla representación de teatro, o la manera que vean más conveniente) para sus hijos en sus respectivas catequesis.

Esto con el objetivo de compartir lo vivido en esta gran catequesis de la dimensión espiritual e interactuar con sus hijos en el ambiente de la catequesis.

G. EXPERIENCIA VALORADA.

Evaluar

Una vez terminado el proceso, se requiere, desde esta metodología, una revisión o valoración de este,  a nivel: Personal y grupal.

Es una mirada hacia atrás para reflexionar en el proceso vivido, sus pasos, su desarrollo, la dinámica del grupo, su participación, lo que ha habido de positivo y de negativo.

Nos puede ayudar a esta revisión hacer un intercambio en el grupo sobre:

  • los sentimientos que se han producido en cada integrante del grupo.
  • La participación de todos en cada una de las actividades.
  • La opción a la que llegó el grupo.
  • La toma de postura de cada uno del grupo ante la acción transformadora a la que llegó después del proceso vivido.
  • El desarrollo de los pasos que se han dado en esta metodología catequística.

La viuda de Nain

Siempre he habitado en la tierra amable de Nain, mi pequeña aldea que se alza en la ladera del monte Moreh. Algunas tardes, cuando baja

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